El tabaco mata a 700.000 personas cada año solo en la Unión Europea. A nivel global, a 7
millones. Es una auténtica epidemia y la principal causa de muerte evitable, también en
España. Según los datos más recientes del Eurobarómetro, el 28 % de los españoles son
fumadores, dos puntos por encima de la media europea. En la lucha contra el tabaquismo, una
de las más importantes que tenemos que librar, seguimos perdiendo.
La tecnología puede ser nuestra mejor aliada. Los vaporizadores personales, más conocidos
como cigarrillos electrónicos, han ayudado a millones de personas a dejar de fumar. Como
herramienta de salud pública, la eficacia del vapeo está sobradamente demostrada.
Más de 10.200.000 personas utilizan el cigarrillo electrónico en la Unión Europea (el 2% de la
población), unas 460.000 en España (el 1 %), en base a los datos del Eurobarómetro. Sin
embargo, el desconocimiento y el empeño de algunos en contradecir la evidencia científica
impiden que los vaporizadores personales lleguen a buena parte de los fumadores, que
podrían servirse de este método para dejar el tabaco y salvar, literalmente, sus vidas.
Con la ayuda de científicos, expertos y usuarios, vamos a tratar de corregir algunas
percepciones falsas que se han instalado en la sociedad acerca del vapeo.
MITO 1.- ES OTRA FORMA DE FUMAR
Se cuentan por decenas los artículos y reportajes en prensa, radio o televisión que han
definido el uso del cigarrillo electrónico como “una nueva forma de fumar”. No es cierto. Al
encender un pitillo con el mechero, se produce una combustión que no tiene lugar en los
vaporizadores personales.
“Esa combustión provoca de 4.000 a 7.000 sustancias tóxicas, de las cuales probablemente
más de 100 carcinogénicas”, detalla Carmen Escrig, doctora en Biología Celular y Genética por
la Universidad Autónoma de Madrid y coordinadora internacional de MOVE, una iniciativa a
favor del vapeo respaldada por científicos de todo el mundo. “En contraposición, con el
cigarrillo electrónico lo que tú introduces en tu cuerpo es vapor de una sustancia que se
compone de otras cuatro: propilenglicol, glicerol [o glicerina, de origen vegetal], aromas
alimentarios y nicotina en el grado demandado por el consumidor”, que puede ser cero.
MITO 2.- ES IGUAL DE MALO QUE EL TABACO
El Ministerio de Sanidad británico y el Real Colegio de Médicos del Reino Unido han sido
rotundos al respecto. Tras analizar una década de estudios científicos sobre el cigarrillo
electrónico, han determinado que vapear es un 95 % menos perjudicial que fumar. Dicho de
otra forma: el daño que pueden hacer los vaporizadores personales es, como mucho, el 5 %
del que hace el tabaco con sus decenas de sustancias cancerígenas.
Además de los estudios científicos, lo avala la experiencia de los propios usuarios. Juan Ibáñez,
guionista del programa de televisión ‘El Hormiguero’ y uno de los rostros más reconocibles del
vapeo, puede constatarlo. “Llevo cuatro años vapeando y lo noto en el deporte, a la hora de
respirar, de levantarte por la mañana… Te puedo hablar hasta de la resaca. Mil cosas que
mejoran”
MITO 3.- LA NICOTINA ES UN VENENO
La mayoría de los que recurren al cigarrillo electrónico para dejar de fumar emplean líquidos
con nicotina. Cada usuario elige la concentración que considera adecuada, y es frecuente que
la vaya reduciendo conforme pasa el tiempo y disminuye su grado de adicción. Son muchos los
que acaban vapeando sin ella, lo que facilita enormemente abandonar de forma gradual no
solo el cigarrillo convencional, sino también el electrónico.
En cualquier caso, gran parte del miedo que se tiene a la nicotina es infundado. “Hay mucha
gente que piensa que la nicotina es un veneno supertóxico, que solo con tocarlo te mata, y eso
es absolutamente falso”, explica Escrig. “Los estudios sobre toxicidad de la nicotina en los que
nos basábamos eran del siglo XIX, y la peligrosidad de la nicotina estaba extremadamente
sobrevalorada”.
El doctor Bernd Mayer demostró en 2014 que la dosis de nicotina necesaria para matar a un
ser humano es muchísimo más alta de lo que establecen las autoridades sanitarias (diez o doce
veces mayor). En su estudio menciona el caso de una mujer adulta que trata de quitarse la vida
ingiriendo grandes cantidades de líquido para cigarrillo electrónico, con una altísima
concentración de nicotina, y no lo consigue.
“Jamás, en ninguna circunstancia, un vapeador podría llegar a tener un problema grave por
intoxicarse con nicotina”, sentencia Escrig. “Antes de llegar siquiera a tener unos efectos tan
graves, el vapeador lo notaría una aceleración de su ritmo cardíaco, notaría un dolor de
cabeza… Nunca llegaría a más”.
MITO 4.- EN LOS LÍQUIDOS SE HAN HALLADO CANCERÍGENOS
El propilenglicol, la glicerina vegetal y los aromas alimentarios hidrosolubles que contiene el
líquido del cigarrillo electrónico “son sustancias absolutamente seguras, testadas, que están en
multitud de productos de consumo humano”, señala la doctora. “En alimentos, en
cosméticos… Por ejemplo, las nieblas de las discotecas que se suelen utilizar para animar a la
gente están hechas de propilenglicol y glicerina”, agrega. “No hay ningún problema para
preocuparse por la inhalación de estas sustancias”.
Analizando el vapor que se produce al calentar la mezcla —lo que realmente inhala el
usuario—, algunos investigadores han detectado sustancias tóxicas o incluso cancerígenas
como formaldehído o acroleínas. Sin embargo, revisiones posteriores de esos estudios han
demostrado que la aparición de esos compuestos preocupantes se debía a una mala utilización
del dispositivo (“llevado a condiciones de sobrecalentamiento”).
“En condiciones normales de vapeo es prácticamente imposible que consumas formaldehído”,
explica Escrig. Si alguna de las partes del vaporizador se quemara y produjera este
carcinogénico, “tiene un sabor tan desagradable y tan asqueroso que cualquier vapeador lo
notaría inmediatamente y dejaría de vapear”.
Por lo demás, “todas las sustancias que se han encontrado que pudieran ser de preocupación
en los líquidos de cigarrillo electrónico están por debajo de una dosis mínima efectiva como
para suponer preocupación”, aclara la experta. “El aire que respiras es tóxico y es cancerígeno.
El agua que bebes es tóxica y es cancerígena. Pero lo importante, el principio madre de la
toxicología, es que es la dosis la que hace el veneno. Y en el líquido del cigarrillo electrónico no
hay motivo para tener esa preocupación”.
MITO 5.- ES PERJUDICIAL PARA LOS QUE TE RODEAN
“No existe el vapeador pasivo”, desmiente categóricamente Escrig. “De hecho, hay varios
estudios que lo corroboran”. En España, dos investigadores (el doctor Grimalt, del CSIC, y el
doctor De la Guardia, de la Universidad de Valencia) han analizado el vapor que exhala el
usuario de un cigarrillo electrónico y han encontrado solo lo esperable: propilenglicol,
glicerina, aromas y nicotina. Exactamente las mismas sustancias que componen los líquidos.
Ninguno de los cancerígenos derivados de la combustión que se respiran con el humo del
tabaco.
MITO 6.- LAS AUTORIDADES SANITARIAS NO LO RECOMIENDAN
De hecho, ya lo están haciendo. “Hay multitud de instituciones y países que se están poniendo
las pilas, se están dando cuenta de lo que hay y realmente consideran que el cigarrillo
electrónico puede ser una herramienta de reducción de daños por tabaquismo muy efectiva”,
recuerda la coordinadora de MOVE.
En España, la situación podría ser diferente. Estamos a la espera de que se apruebe la
transposición de la directiva europea (la TPD, por sus siglas en inglés) que especifica cómo se
ha de regular el vapeo. Se ha retrasado por los 314 días que España estuvo sin Gobierno en
2016, pero ya está al caer. De cómo se haya hecho la adaptación y de cómo se modifiquen las
normas en los próximos meses dependerá el futuro de un sector que puede salvar vidas.
El Real decreto de ley TPD es aprobada el 17 de Noviembre de 2017 por el cual se regula el
Vapeo.
MITO 7.- NO SIRVE PARA DEJAR DE FUMAR
Aunque la evidencia científica avala al vapeo como herramienta para reducir los daños por
tabaquismo, sus detractores siguen siendo muchos (el 55% de los que respondieron a la
encuesta del Eurobarómetro piensan que es dañino en igual o mayor medida que el tabaco) y
también las personas que piensan que no ayuda a dejar de fumar (el 52 %).
Sin embargo, el estudio más relevante a este respecto, publicado por un grupo de
investigadores de Grecia, Reino Unido y Francia, reveló que más de 6 millones de fumadores
de la Unión Europea habían dejado de fumar y otros 9 millones habían reducido su consumo
de tabaco gracias a los cigarrillos electrónicos.
“Voy a hacer dentro de nada cinco años que no fumo ni un cigarrillo y que estoy vapeando
encantado de la vida”, nos cuenta Juan Fernández. “Lo había intentado de varias maneras y la
verdad es que me resultaba muy muy difícil. Y con el vapeo lo conseguí, la verdad es que no
me costó. No pasé por esas etapas de ansiedad”.
MITO 8.- LOS QUE LO HAN PROBADO, HAN VUELTO AL TABACO
Son muchos los fumadores que dieron una oportunidad al cigarrillo electrónico cuando tuvo su
mayor auge en España, allá por 2013, y que fracasaron en su intento de dejar el tabaco. Por
aquel entonces, muchos de los vaporizadores que se vendían no eran suficientemente
avanzados para ofrecer una experiencia satisfactoria.
“En su momento teníamos muchas tiendas [llegó a haber 3.000 en España, frente a las 350 que
operan ahora mismo, según las asociaciones de empresarios del sector], y muchas de ellas con
un asesoramiento muy malo”, recuerda Julio Ruades, portavoz de la Asociación Española de
Usuarios de Vaporizadores Personales (ANESVAP) y ‘youtuber’ con más de 80.000 seguidores
en el canal El Mono Vapeador. “Eso también influyó mucho en que en aquel momento mucha
gente fracasara”.
La tecnología de los vaporizadores y la profesionalidad de las tiendas especializadas han
mejorado mucho. Por eso, Ruades anima tanto a los que fracasaron como a los que todavía no
han probado el cigarrillo electrónico a darle una oportunidad. “Ahora mismo con la evolución
que han hecho los dispositivos lo tienen muy fácil”, asegura. “Tenemos dispositivos que hacen
una entrega constante de nicotina, tienen una estabilidad en su uso que no teníamos en su
momento… Productos fantásticos que ya hubiera querido yo pillar en su momento cuando
empecé”.
MITO 9.- ES UNA PUERTA DE ENTRADA AL TABACO
Tras entrevistar a más de 10.000 usuarios del cigarrillo electrónico, ANESVAP, MOVE y las
demás asociaciones del sector han demostrado que el temor a que el vapeo se convierta en
una vía de acceso al tabaquismo, especialmente para los menores, es completamente
infundado. El 96,33 % de los participantes fumaba antes de empezar a vapear y un 99,6 % son
mayores de edad. “Eso de que es una moda entre jóvenes es absurdo”, afirma Ruades. De
hecho, 38,5 años es la edad media de los vapeadores españoles.
En cuanto a sus motivos para iniciarse, los participantes citaron mayoritariamente un deseo
por mejorar su salud (el 89,89 %). Un objetivo que alcanzaron casi todos: cerca del 92 % de los
usuarios españoles del cigarrillo electrónico han logrado dejar de fumar gracias al vapeo. Con
esta cifra de porcentaje de usuarios que han conseguido dejar el tabaco pone a los
vaporizadores como el mejor método y más efectivo para conseguir dejar de fumar.
MITO 10.- LOS CIGARRILLOS ELECTRÓNICOS EXPLOTAN
Las noticias de incidentes provocados por la explosión de vaporizadores circulan ampliamente
por redes sociales como Facebook y han llegado hasta los medios de comunicación,
provocando una alarma social injustificada.
“Yo creo que es casi comparable con los casos de explosión de un teléfono móvil”, afirma Julio.
“Cualquier aparato con una batería en su interior tiene una mínima posibilidad de explotar. De
vez en cuando vemos en el periódico que ha explotado un iPhone, hace poco tuvimos los casos
del Samsung Galaxy Note. Bueno, puede ocurrir, pero a lo mejor es un caso entre un millón o
muchos millones”.
La explicación más probable en los casos vinculados con el cigarrillo electrónico es el uso de
productos de baja calidad (“comprar una batería china que es lo que va a hacer que a la larga
tengas problemas”, advierte Ruades) o una falta de conocimientos en materia de seguridad
por parte de algunos usuarios.
Los dispositivos más habituales para iniciarse en el vapeo (los ‘kits’ de inicio electrónicos)
tienen mecanismos para protegerse de los cortocircuitos, precisamente para prevenir la
deflagración si las baterías dan algún problema. Sin embargo, existen aparatos (los
denominados mecánicos) que no incluyen esos sistemas de protección. Para evitar sustos, solo
usuarios avanzados que conozcan las medidas de seguridad deberían escoger estos modelos.